Esa entrada se la dedico a mi Yayo, un hombre muy alegre y de carácter fuerte, que el viernes, 4 de mayo de 2012 y a sus 93 años bien llevados silenciosamente se durmió para no despertarse más. Esas fotos son unos de los últimos recuerdos que tengo de él.
Querido
Yayo:
Aun
puedo oír tu risa estallando alegremente, tu voz profunda, la manera en la que
sorbías la sopica, (como tu cariñosamente la llamabas) y recuerdo el sonido que
hacían tus zapatos arrastrándose lentamente por el pasillo. En mi mente todavía
te oigo llamar a tu mujer: “Sacraaaa” o “Mentooooo” que siempre tanta gracia
nos hacía.
Me han quedado grabado esos besos y achuchones que nos dabas con esa asombrosa fuerza muy propia tuya de chavalillo joven.
Me acuerdo lo mucho que te asombrabas cuando te viste por primera vez en la pantalla de la televisión porque yo te había grabado con la cámara y no podías creer, que saliera tu imagen y tu voz.
Guardo en mi corazón todas las canciones que nos cantabas en especial la de “Ojos verdes”, aquella que entonaste aquel día tan memorable comiendo un corderito todos juntos en Chinchón y hasta los camareros te aplaudieron y vitoreaban. Las incontables veces que me decías lo mucho que me quieres. Tantos recuerdos que son lo que son: recuerdos, imprimidos para siempre en mi corazón.
Te quiero Yayo, hasta siempre.
Jo, que bonito Cris, seguro que tu cariño lo reconfortaba mucho
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